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Ves, que no es tan fácil
conquistar las almas aferradas al canto,
las humildes jornaleras de la grama
victoriosa;
no era tu espada suficiente estocada a las
pieles de
los santos, porque hoy cosechas su huesos
vacios,
sin mirada; torpe, fuiste trenzando
batallas, que lo
único que conquistaste es la muerte,
y ella misma tu corazón vendió en
venganza.
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