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Me creíste débil rama, sobre las montañas
has tallado el silencio que hoy respira
temeroso de las venas que mi alma
entrelaza en tus cantos.
Fuimos brazo sobre brazo.
Somos corazón sobre corazón.
Y por las noches, la oscuridad te desnuda
la inocencia de siluetas rebosantes de
ternura,
emergen de tu blusa pechos dulces, frio de
nieve;
se desatan los brazos, y las manos poco a
poco
van guiando el amor hacia los labios,
y se descubre tu intimidad entre las
sabanas.
Fuimos brazo sobre brazo.
Somos corazón sobre corazón.
Se fue creciendo el milagro en tu piel, y
se ha partido en la mitad de la belleza,
con lamentos de sangre has parido la vida
tierna,
brazos y pies, conjugados en tus entrañas.
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