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Retrato

Vislumbra la ventana, son paredes

de verano, el cielo es manchado de naranjos,

y los vientos revolotean juguetones, van

un poco acalorados los pétalos de nube.

 

La casa esta muy callada, como deseando

saber que pasa; sus pieles se han arrugado como

mi vieja, oleo en la sala, con su plancha milenaria.

 

Son güitites sus brazos, que danzan

en la tela, mientras las horas le admiran

los dulces bordes de su cuerpo, bondadosos,

acicalados, y la vida en los hombros sobre monturas añejadas.

 

Es su delantal, libro de historias remendadas,

cuadro de tempestades de cocina;

las costuras revelan caminos,

son fotos de hilos habitantes en amigos de antaño.

 

Plancha y plancha mi vieja,

allá hay un ángel que acomoda las camisas

y se vuelve a sentar, muy quieto, sin perder detalle,

mientras mi vieja sigue planchando.