|
Te he visto, madre,
sonaban campanas
a maderos derribados;
profetas vestidos de fuegos humanos.
Andabas de primavera sobre el puente,
crujía la semilla reposando en la nube;
me llamaste entre el horizonte tibio,
pero el viento zarpo con tus palabras
apuñadas.
Te he visto, madre,
sacaste las banderas de las venas
del árbol, retorciste las aguas
para libramos del monstruo venidero.
Serviste mi mesa,
limpiaste mis campos,
fuiste semillero a mi lucha
que traigo desde la tierra hacia la
tierra.
Te he visto, madre,
pariendo libertades, te he visto.
|