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Se han llevado a mi muerte de testigo,
el rugido en vientos de fusil son sus
recuerdos encarnados;
me culpan de palmas floreciendo cometas,
erupción de tambores
que despiertan las auroras, cantos de luz,
frutos de conciencias.
Se levantan en huelga los yugos, los
martillos, la pluma,
la venganza, el árbol que ya no quiere
florear mi cama;
y tan solo vive el que huye a la matanza.
Se han llevado a mi muerte de testigo,
no me dejan llevarle cigarrillos;
pero culpable me encuentran las rejas,
y mi condena es vivir en grieta de muerte.
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