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Tú, que vienes con panes combatidos en las
manos,
que trepas batallas, habitas despierto,
lloras las madres, los abuelos;
tú, que al ingrato plomo teme tu cuerpo
emigrante del barro.
Quien eres ahora?
El que al igual que yo
rompe cascarones en busca de gaviotas
bautizadas;
con lenguas que visten distinto padre,
pero al fin, somos arcilla del mismo
vientre.
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