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Yunta

De los espejos salió la madrugada,

cuna de voces era el yugo,

y la tierra le abría paso al grito del yuntero.

 

Fértil como vientre de madre,

tierra con cosechas de transfigurados hijos;

pares la vida en acuarelas de verde pincel.

 

Un cuchillo ha cortado el silencio,

van ligeros los bueyes vitoreando el trabajo.

 

Yuntero, cada arruga es costura de soles y siembras,

cortejas tu vieja morada, y muy juntos se van desapareciendo

como rosas al marcharse a países lejanos.

 

Cada exhalación vuela y se enreda en los rizos

de los dioses, que están admirados y con celos,

porque los hijos de los bosques y los ángeles, se arrodillan en tu lecho.