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Partida
Dejaste un espacio sin pueblo,
un sitio desolado,
de dagas vítreas
lastimeras
sollozantes
debajo del ahora seco abrazo

El consenso de las polvaredas
hacinan las ganas,
una pluma sin voz
corta la cresta
del sol légamo,
ajeno,
de espaldas a mi,
ignorándome.

La espera,
ajimez posada
en mis parpados turbios,
incoherentes,
ansiosos.

¿Qué de mí
en esta espera?
¿qué de mí
en esta falta de orquídeas
en transito a la mañana?
¿qué de mí
en las ascuas sonrisas
que resguardan
el fanal a tu silueta
teñida de mieles
en céfiro envuelta?

¿Sientes la pausa?
La cortina entre humarascas
que se interpone
y que se engrosa nutrida
de la arena impávida
a mi repentina muerte