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Pequeño mío
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A estas alturas del firmamento
la melancolía;
se desatan las chimeneas de sigiloso
recato entre las nubes,
se descubren las paredes humedecidas,
tristes y solas decididas a subir la frente mas allá del tejado,
y mientras tanto el pequeño se va alistando
incapaz de comprender la lámpara tenue
que le rodea la piel,
sale de piel ansiando piel,
de luz urgida de palmas,
del siempre grosero y gruñido pan a tus hermanos,
Quien pauto la orquesta tan dispareja de compases arpías
y sonetos en bemol?
De mi fruto hacia tu lecho pequeño mío,
que las plazas son las mismas
y el celaje en cualquier época es cobija de todos.
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